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Balcón del Mediterraneo

Balcón del Mediterráneo

También es conocido con el nombre de mirador del Castillo porque durante varios siglos, del XIV al XVII exactamente, aquí estuvo una espectacular fortaleza desde donde la ciudad se defendía de los continuos ataques de piratas argelinos y berberiscos. En el siglo XIX, concretamente en 1812, los franceses asaltaron el castillo de Benidorm porque desde aquí podían vigilar los barcos que llegaban tanto por Levante como por Poniente. Pero, después, la flota inglesa acabó derrumbando prácticamente sus instalaciones con los cañones de sus barcos. Cuando acabó la contienda, el castillo fue abandonado y hoy sólo quedan algunos vestigios de sus murallas sepultados sobre las rocas de este mirador y varias piezas de cerámica de distintas épocas.  

La zona acabó llamándose finalmente el Balcón del Mediterráneo (o el mirador de Benidorm). Aquí se encuentra la plaça del Castell, o plaza del Castillo, y un pequeño monumento central con cuatro cañones que recuerdan que en algún momento éste fue un punto estratégico en una vieja guerra. Otra curiosidad de la zona es que en 1986 se colocó frente al mirador, en la vecina playa del Mal Pas, el primer géiser artificial de España. La altura del agua llegaba a 100 metros de altura y se divisaba perfectamente desde el Balcón del Mediterráneo, pero por problemas técnicos este icónico géiser quedó definitivamente relegado al olvido. 

Para acceder hasta el Balcón del Mediterráneo, hay que subir primero por el casco antiguo de Benidorm, un paseo que tiene un especial encanto, ya que permite vislumbrar los orígenes de la ciudad como un pequeño barrio de pescadores. Hoy sigue conservando su aroma antiguo entre sus calles estrechas y empedradas que en la actualidad están jalonadas de tiendas curiosas, bonitas terrazas y apetecibles restaurantes, conformando una de las zonas más genuinas de Benidorm. En el centro histórico el visitante se va encontrando con edificios singulares e históricos, como la iglesia de San Jaime, construida en el siglo XVIII en honor al patrón de la ciudad, o el paseo de la Alameda.

Al final de la plaza de Castelar, justo frente a la iglesia de Santa Ana, se halla el Balcón del Mediterráneo, desde el que se puede disfrutar de una estampa fantástica y vislumbrar, rompiendo el manto marino, la enigmática isla de Benidorm, de aproximadamente 65.000 metros cuadrados, a la que se puede llegar en barco desde el puerto. Este islote, que goza de un gran valor medioambiental y también tiene un restaurante, cuenta con su propia leyenda, que ha ido pasando de generación en generación. 

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